1er Premio

PARADISE CIRCUS

Por Conie Blue.

RELATO

Mientras buscaba un asiento vacío entre la multitud que se agolpaba a esa hora en el metro, comenzó a sonar Paradise Circus de Massive Attack. Me senté. Estuve durante unos minutos totalmente poseída por el poder de la música. Sin darme cuenta me había desprendido de mis sandalias y mis pies quedaron colgando del asiento. Espontáneamente los coloqué en el asiento que quedaba justo delante, eso hizo que mi falda se subiera un poco y pude notar justo en el minuto 3:09 como mi sexo, no tan espontáneo, había comenzado a mojarse. Antes de salir de la oficina decidí ponerme mi Satisfyer double joy por si me aburría y tenía ganas de jugar un ratito. Estaba cachonda desde las tres de la tarde. Me apetecía correrme.

Estaba ocurriendo: quería exhibirme. Hice un repaso al resto de pasajeros del metro para comprobar con mi visual si alguien me había echado el ojo. Ligar en el transporte público siempre se me había dado bien, aunque en los últimos años la gente iba pegada al móvil y ya no era tan común que ocurriese un choque de miradas con un extraño. Encontré a mi único mirón de todo el vagón: cincuenta años, ojos azules, llevaba pantalón de tela y camisa. ¿Un abogado? Estatura mediana. Miraba mis pies colocados sobre el asiento. Ya tenía con qué jugar. Los quité de golpe y crucé las piernas. Dejé los pies de nuevo colgando. Quería que supiese que sabía que me miraba. Abrí ligeramente las piernas y pude notar la humedad en mis braguitas. Mi corazón estaba a mil. Volvía a subir los pies,-esta vez dejando las rodillas ligeramente inclinadas-. Estuve jugando con mis pies en esa postura. Acaricié mis dedos uno a uno con dedicación. Busqué de nuevo su mirada y me sonrió. Massive Attack había acabado su función hace rato, así que decidí darle caña desde la App al Satisfyer. Empecé a vibrar entera. Estaba cachondo y noté como disimuladamente había acariciado su paquete sobre la tela de su pantalón. Yo estaba a punto de correrme y no quería hacerlo allí porque podía ser un espectáculo.

Me levanté decidida y entré en el baño. Ocho minutos para llegar a mi parada. Esperé. Treinta segundos. Se abrió la puerta. Me miró. Cerró la puerta inmediatamente y me besó. Su mano fue directa a mi entrepierna, debajo de mi falda. Descubrió mi juguete, me miró y sonrió. Al parecer sabía lo que era porque se acercó a mi oído y me dijo dale caña. Subí la intensidad. Lo miré a los ojos mientras estaba completamente pegada a su cuerpo. Con sus manos buscó mi boca e introdujo dos dedos. Yo saqué mi lengua empapándolo de saliva. Sus dedos llegaron a mi campanilla. Adoraba esa sensación. Justo en ese instante me corrí intensamente y mi corrida mojó mis muslos y su ropa. Extasiada busqué su polla. Oí el nombre de mi parada. Joder, debo bajarme aquí. Él, empalmadísimo, acarició mi mejilla y me dijo Yo también.

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