3er Premio

Sexo de lo más castizo

Por Vayadedal.

RELATO

Las Vistillas a rebosar de gente.

—¿Te la hago yo?

—No, no te preocupes… ¿Perdona? ¿Me has hecho una foto?

—Perdonada. La Violetera sale espectacular, pero tú más.

Me sonrojo en 3, 2, 1…

Pues nada, ya tienes nuevo fondo de pantalla.

—Venga, ¿no quieres que te la pase?

—Ajá, ¡buen intento!

—Tú misma, pero no se puede ser tan…

—¡Adiós!

Ando deprisa dirección Calle Bailén. Hay mucha gente. Me cuelo como puedo entre ellxs.

—¡Pero si es La Violetera 2.0! —sin darme cuenta me lleva al centro del círculo.

—¿Eres tonto o qué te pasa?

—Relájate un segundo, ¡que parece que te has tragado un palo!

Pues ahí estaba yo, bailando un chotis.

Salgo corriendo. Tanto que acabo en la Plaza de la Villa. Respiro. Paz.

—Nada, que no caes, ¿no?

—¡Joder, qué susto! ¿Qué dices?

—Fer, de la uni.

—Umm…Ay, ahora que lo dices…

Siempre me ha parecido muy atractivo, pero nunca llegó a pasar nada.

—¿Te digo un secreto? Siempre me has gustado y nunca me atreví a decírtelo, pero ha sido verte y…

Pum. Su boca junto a la mía. Mis labios buscando los suyos. Joder, qué bien besa…

Mi mano baja hasta su culo y lo agarra con fuerza. ¿Qué me está pasando?

Parece que no le molesta, algo duro roza mi vestido… Madre mía, será por la primavera, Madrid, San Isidro…?

El beso se vuelve cada vez más y más caliente.

—Ven.

La Calle del Codo a estas horas de la noche da un poco de yuyu, pero es que me da igual. No sé qué me pasa y quiero descubrirlo

Me empotra contra la pared y me recorre poco a poco el cuello, las tetas por encima de la tela del vestido y sigue bajando hasta colocar su boca a la altura de mi…

—¡Para!

—¿No quieres?

Salgo corriendo como puedo, parezco un Teletubby. Me-meo-viva

Paro frente a un portal y por fin me quedo a gusto.

—¡Joder! ¡Qué vergüenza!

—Mear es lo más normal del mundo y voy a querer comerte el coño igual. Bueno, que pase un rato, mejor. —se ríe.

Fer me coge de la cintura y yo le pongo contra la pared. Bajo directamente al bulto que está medio apareciendo, desabrocho el pantalón y se la como, pero quiero hacerlo despacio, bonito, ¿por qué? No lo sé, pero voy a dejarme llevar.

—Espera, yo también tengo hambre.

Pone su cabeza entre mis muslos y me aparta el tanga sin quitarlo del todo.

—¿Jugamos? —le digo.

Justo cuando va a empezar a comerme, coloca mis piernas en su cuello.

Genial, le estoy montando la cara. Parece que estoy flotando, intento no caerme.

Me puede el morbo. Bamboo entra en acción. No, no estoy loca. Es mi bala vibradora, que es tan…¡Hostia! Le empiezo a llenar la boca de mi sabor.

Sonríe de una manera muy sensual.

—Ven aquí ya.

Se levanta y sin que se lo espere, me la meto de golpe en la boca.

—Joder… Me encantas, Sole.—dice mientras explota.

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